El ego, es una herramienta increíble para formar personalidad, sin embargo es justamente eso, una herramienta que nos ayuda en la primera etapa del ser humano, para sentirse parte de éste mundo. Al ser justamente, la herramienta principal de la infancia se va construyendo a partir de heridas y patrones de conducta de los otros, familia, escuela, etc. El ego aprende y se forma a través de los demás y busca constantemente ser reconocido, en el fondo solo quiero ser amado y voy adoptando como parte de mi personalidad lo que me reflejan los demás que con ésas características si me aman. Ejemplo: si lloro, mi mamá me manda a mi cuarto, mi ego dice: si lloras no te quiere, aguántate y no te dejes llorar, yo NO SOY una persona que llora. Y así vamos constituyendo la base de nuestra personalidad.
Al ser una herramienta para formar nuestra identidad, cuando tenemos más definidos quienes somos es cuando el ego de alguna forma ya se consolidó, y el problema viene cuando me identifico y me creo ser eso, cuando solamente es una parte de mí; la cual sin duda es una parte con heridas, e inmadura que proyecta en los otros el juego de “culpables y víctimas”.
La mente es únicamente un interpretador de la realidad, esto quiere decir que no es la realidad misma, e interpretamos a partir de nuestra propia historia personal, es una interpretación subjetiva. Ejemplo: Si vamos dos personas a una conferencia, y cada quien toma notas, si al final intercambiamos las notas, podríamos jurar que fuimos a conferencias diferentes porque a cada quien le va a ser significativo lo que forma parte de su propia historia.
La mente tiene partes conscientes e inconscientes, y el ego es quien nos permite concientizarnos constantemente del mundo, vivir las experiencias. Sin embargo el ego divide entre “bien” y “mal” y ello no existe en el inconsciente, el inconsciente vive las experiencias, y encuentra en la dualidad los complementos.
La propuesta es agradecer la herramienta del ego, desidentificandonos de lo que hemos creído ser, de lo que aceptamos o negamos de nosotros mismos a partir de la aceptación o rechazo de los demás. Llega un punto en la vida, en donde la aceptación tiene que ser de uno mismo. Jung le llamaba la Sombra a todos los aspectos de nosotros mismos que nos negamos ser, pero que están vivos en nuestro inconsciente y al ser energía que conscientemente no dejamos salir, termina saliendo y haciéndose presente en momentos de ira o emociones fuertes que nos pueden controlar, nos enferma el cuerpo, y vemos en los otros constantemente nuestra propia sombra, ya que es más fácil verlo y aceptarlo en alguien más que en uno mismo.
Ken Willber propone desarrollar el “YO OBSERVADOR”. Un yo interno que se observa a sí mismo, que busca a través de técnicas como la meditación, yoga, acompañamiento terapéutico, etc. observar sus propios pensamientos y desidentificarse de ellos, a darse cuenta que existen pensamientos automáticos, que no cuestionamos y que provienen de un sistema de creencias arraigado en lo más profundo de nuestra psique inconsciente, tomar consciencia de nuestra propia sombra e integrarla, de tal forma buscamos dejar de proyectar en el otro lo que yo soy, y tomar responsabilidad de mí.
Pero por suerte, basta con empezar a darte cuenta que pensamientos surgen, de donde vienen y realizar prácticas como meditar, pintar, yoga, escritura, terapias. Todo ello para entender nuestro ego y acompañarlo de otros aspectos de nuestra personalidad, quitándole importancia, y transcendiéndolo.
Y me gustaría aclarar que cuando trascendemos algo, ello significa inclusión de lo que aprendí de la dinámica anterior y evolucionarla a una nueva versión. No niega el ego, toma de éste lo que le sirve y lo lleva a otro nivel, evolucionando y trascendiéndolo.
El Ego es hermoso, simplemente hay que concientizarlo, el ego nos permite experimentar la vida, identificarnos con grupos, tener diálogo común con los demás, relacionarnos en pareja. ¿Se fijan? Todo tiene su parte luminosa y su parte obscura, son complementos en ésta vida.
Concluyendo, en la importancia de permitirnos ser múltiples facetas de nosotros mismos, no existen los opuestos, es una unidad interconectada con todo, existe la dualidad como complementos, sin la muerte no habría vida, es necesaria la dualidad para vivir experiencias, pero todos vivimos y todos morimos, ninguno está mal es parte de un todo. Cuando yo califico experiencias como “bien” y “mal” estoy fuera del paraíso, y me prohíbo vivir, experimentar, le prohíbo a mi ego concientizarse y expandirse. No tienes que ser de alguna forma en específico o lograr algo para ser alguien, basta con ser, con permitirle a tú ego experimentarse en todas las experiencias, incluso aquellas que llamas fracaso, porque no hay fracaso, solo hay experiencias, aprendizaje.
Es importante tomar consciencia de nuestras acciones, de las experiencias vividas, aprender de los “errores” y de las experiencias placenteras, y responsabilizarnos de nosotros mismos.
Escrito por: Psic. Ana Karen Díaz Infante Daley
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