Trastornos como el estrés, la ansiedad o la depresión están siendo ingredientes habituales en el caldo de cultivo de la situación actual.
La ansiedad es resultado de aquellos estímulos que amenazan mi integridad (tanto psíquica como física). En el mundo y México actual, cada vez más peligroso e incierto, con presiones de todo tipo que bloquean nuestra claridad ante las necesidades básicas.
El silencio nos asusta, porque nos obliga a escuchar el ruido interno. Hay quienes realmente prefieren el silencio, porque su ruido interno es bastante fuerte y requieren silencio externo para compensarlo. Quizá el ruido sea causa de diálogos y análisis, o inseguridades y miedos, pensamientos repetitivos, etc. Puede haber mucho tipo de ruido interno. Lo interesante es que el silencio, a cualquier tipo de persona, le lleva a cuestionarse sus pensamientos, a cuestionarse sobre lo que sucede externamente, o quizá simplemente a escucharse y darse cuenta que existe un mundo interno, el cual no escucha y con el cual no entra en contacto, debido a los estímulos externos y constantes distracciones, a todos los trabajos por hacer, amigos por ver, reuniones a las cuales acudir, etc.
Y ahora ¿qué? ¿A dónde voy? ¿Cuál reunión? ¿Qué amigos quedé de ver?
A mí mismo.
Entrar en contacto con la belleza del silencio, la invitación de abrir mis puertas internas y explorar un poco de lo que se dialoga ahí dentro, y me daré cuenta, qué una de las primeras puertas es la de la ansiedad; ella me permitirá o no, todo depende de que tanto logro acercarme a ella, que tanto logro verla de frente, para abrir el cúmulo de espíritus sin explorar que se encuentran en mi inconsciente.
Digamos que estoy parado sobre una alfombra, la cual debe aprender a volar, sabiendo que está lejos del suelo, segura de ver los obstáculos a tiempo y alerta de cualquier anomalía. Sin embargo en el aire cada vez hay más obstáculos repentinos con mayor velocidad. Definitivamente no tengo mucho control sobre los objetos que aparecen en el aire, a lo mucho puedo subir o bajar el nivel de vuelo, pero ello ayuda solo un poco. Es incierto, y en lo único que podemos confiar, es en nuestra alfombra, en que ésta sea más segura. Quizá puedo tejer más espacio, puedo darle mayor grosor y cierta flexibilidad para que se adapte a los vientos bruscos y no se voltee con ellos por la rigidez.
La alfombra, es mi self, mi centro, el regreso a la matriz, al paraíso ¿lo ven? El regreso a casa.
Todos tenemos dos fuerzas contrarias, una que nos lleva a querer actuar y desarrollarnos y otra que nos quiere regresar a la zona de seguridad. En el génesis Eva inconscientemente peca, para salir del Edén, del paraíso y adquirir conocimiento y consciencia individual; Los bebes son impulsados por la energía de vitalidad al mundo, mientras existen resistencias mismas del organismo por mantenerse en la matriz.
Ir creciendo y responsabilizándome de mí, implica tener éste espacio al cuál puedo regresar, claro que sin que esto sean 40 días de encierro total, pero las extremidades suceden cuando se juega el juego de los opuestos, a lo cual Heráclito le llamo enantiadromía; cuando el péndulo llega a un extremo, rebota al extremo contrario creando caos.
Realmente no es que no tengamos contacto con el otro, tenemos, pero todo ello es superficial, como el contacto con nosotros mismos.
A mí mismo, es a quién le debo construir un espacio psíquico, un cuarto mental del silencio, la belleza del silencio. Al cual le aporta mayor firmeza si también existe espacio físico que me reconecte con mi espacio mental.
El hogar, un espacio en tu casa, tu cuarto, etc. Darnos el tiempo para tejer nuestra piel, nuestro valor personal, de crear y sembrar semillas las cuales surgen cuando nos damos el tiempo de reflexionar, de estar en silencio, de abrir las ventanas de mi interior y echarme un clavado a la ansiedad.
Kierkegaard decía, que la ansiedad es la escuela de la verdad, porque la de la realidad es una ilusión, ya que desde pequeños uno de los primeros mecanismos que usamos, es el mecanismo de la negación y represión. Y como bien hemos visto a través de las neurociencias, que el ojo humano, ve icónicamente.
¿Qué es esto? Piensa en un mapa, resaltamos las cosas más importantes y lo simplificamos para no perdernos, si viniera toda la ciudad detallada sería tanta información que no sabríamos identificar ni dónde estamos parados. De idéntica manera, los seres humanos tendemos a observar fijamente una meta, nuestros ojos apuntan a un lugar para enfocar la percepción, y a partir de identificar dónde está nuestra percepción, elaboramos ideas y pensamientos los cuales llevamos a la acción.
Si viésemos todas las dimensiones de realidad, estaríamos en la psicosis o en un estado alterado de consciencia, ya que lo que los diferencia es que en uno sabes que estás en un proceso de amplitud de consciencia (consumo de lsd, ayahuasca) y en el otro, el mundo es cierto tal como lo vez. Por ello los psicóticos tienen angustia masiva constantemente y su mecanismo de represión no les funciona de igual manera.
Esto quiere decir que, si ciertamente la realidad que vemos es solo un fragmento, por tanto es en parte falsa y nos mentimos a nosotros mismos para protegernos. Pero esto es un arma de doble filo, porque tendemos a reprimir la ansiedad, y cuando ésta nos visita, aquello que sentimos que daña nuestra integridad, es momento de cuestionarlo, de observar porque me causa ansiedad y trabajar en mí, en lo que yo puedo cambiar, hacer o aprender de dicha situación.
La ansiedad se presenta como:
¿Qué hacer para canalizar la ansiedad?
- Buscar un espacio, una báse donde puedas regresar y sentir calma.
- Levantate temprano, estructura un horario, enlista actividades.
- Date tiempo para leer
- Estudiar aquello que te gusta
- Mueve tu cuerpo: baila, haz yoga, ejercicio, sal a caminar al parque.
- Consume vitamina D, solar.
- Medita.
- Educa tu respiración. toma momentos de respiraciones profundas.
- Crea un ritual espiritual.
- Dibuja y exprésate artísticamente.
- Juega y convive con la familia.
- Date tiempo para ver una película.
- Haz spa time.
- Plantar semillas y estructurar aquellos proyectos para los cuales nunca tenías tiempo.
Actualmente es un lujo, Encontrar un espacio físico y psíquico de silencio.
Es sumamente importante porque, el silencio favorece las neurogénesis (formación de nuevas conexiones mentales) el ruido, altera la cognición favorece a las enfermedades mentales. El silencio se relaciona con la conexión con la naturaleza, con tú comunicación con esta, y eso es la espiritualidad. Favorece claridad y atención para las funciones mentales. Te permite posicionarte desde un observador de tus pensamientos.
El silencio es oro, va más allá de la paz y tranquilidad, permite el encuentro con uno mismo.
Como vemos, todo tiene su lado obscuro y su lado luminoso, inclusive la ansiedad y el silencio, por ello es importante no negar entrar en contacto con ciertas partes de nosotros, y procurar encontrar un punto medio.
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